la voluntad en el proceso de curación
- Emilio Lara

- 19 feb 2023
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La salud de la que disfrutamos no es un derecho, es una conquista.
Las distintas políticas sociales de sanidad quieren hacernos creer que eso de estar sano es como una especie de don gratuito.
En realidad, ya desde la gestación, somos herederos de la fuerza vital, y de su equilibrio por parte de nuestros padres.
Con esa base de principio, dependemos de todas las circunstancias de nuestro entorno, y del capital de energía que manejan nuestros congéneres.
Decir que el otro soy yo, no es solamente un enunciado fácil de índole retórico.
Es una realidad palpable, por la que estamos tan sanos como el más sano que nos acompaña en nuestra nave tierra, y tan enfermos como el menos agraciado.
El individualismo postmodernista insolidario con los demás, es un daño que nos producimos a nosotros mismos, ya que, si no cuidamos de nuestros semejantes, de su bienestar material, emocional, social, y sobre todo espiritual, es lo mismo que si no cuidamos de nosotros mismos, y viceversa.
La filosofía de los momentos actuales no lo explica así.
Hay una permanente confusión del “sálvese quien pueda”, sin darnos cuenta de que por muy buena que sea la barca que temporalmente nos evita morir ahogados, lo que les ocurre a los demás, nos ocurre también a nosotros, aunque miremos hacia un lado distinto de la fuente de la demanda de atención. Por esto mismo cuando mejoramos individualmente, mejoramos el mundo, y cuando empeoramos, el entorno también se estropea.
No nos podemos permitir un montón de vicios mentales, de quejas, y de descontentos.
Vivimos en la permanente abundancia, y lo que nos queda, es la gratitud por todo lo bueno que nos acontece.
Para poder curarnos, con estas ideas de principio bastan. Es una cuestión de firme voluntad en la perseverancia de cada día, y cada instante ponernos de parte del aliento, y de la obra bien hecha, produciendo un resultado algo mejor de lo que contamos en principio.
Es a base de voluntad, de tenacidad, de disciplina, de perseverancia, como podemos estar cada vez más sanos, y si todos ponemos de nuestra parte, un poco de cada uno, al final el resultado es grande y dichoso.
Aquí se viene a usar nuestra intención de todos los días. Poner nuestra atención en las metas más nobles, dirigiendo nuestro movimiento en esa dirección, con la confianza de que, si mantenemos el curso de navegación, el logro que anhelamos se irá produciendo.
La pasividad, la indolencia, la dejadez, la negación de lo bello, de lo auténtico, son actitudes que no nos podemos permitir, ya que el acto de amarnos y amar a los demás es una decisión voluntaria de tener esa actitud, antes que ninguna otra.
No se cultiva la bondad tumbados, esperando el regalo de los dioses. Se produce en el movimiento y en la acción, cuanto más humilde en sus pretensiones mejor, porque eso evita desfallecer por la frustración que produce la prisa de obtener resultados.
El que quiera tocar la trompeta, que la sople cada día al menos cinco minutos. El que le guste el idioma árabe, que memorice cuatro palabras diarias, y después, que haga balance a los seis meses.
Curar no es suprimir ni paliar.
La medicina homeopática respeta la fuerza vital del paciente y sus tiempos de restablecimiento en su totalidad.
Si el caso es agudo, por la fuerza curativa de la naturaleza se pueden resolver los síntomas en varios días, y, si el caso es crónico, tenemos toda la vida del paciente para de forma regular, ir podando su patología como si de un árbol se tratara, haciéndole disfrutar cada vez más de la plenitud de su ser, cuidando siempre de la totalidad y de la evolución de su maduración, hasta que toque abrir la puerta hacia la vida eterna.
Son, como no podía ser de otra forma, tiempos de reflexión, que a cada instante nos jugamos acertar o equivocarnos de meta, y de valoración de resultados.
Es un ir poco a poco, día tras día, despejándonos, espabilándonos, y teniendo cada vez más confianza en nuestros resultados, y en la riqueza de nuestra vida.
Para eso está la práctica de los ejercicios de poder, donde la principal indicación es su sencillez, su persistencia diaria, su paciencia, y su concentración.
Practicando cinco de estos al día, podemos dejar de tirar nuestra fuerza en el permanente adormecimiento, y usarla para satisfacer un poco de aquello que anhelamos, paso a paso, respiración tras respiración, sonrisa a sonrisa, latido a latido, movimiento a movimiento.
TODO SEA POR LA ATARAXIA. Por el saberse protagonista activo de nuestro destino, que, aunque parezca insuficiente, si bajamos el listón, ya es mucho.
Dr. Angel Lara, comenzando una andadura de comentarios, comprometido con hacerlos al menos dos cada mes, lo que al cabo del año serán 24, y en diez años, 240, lo que es un gran trabajo al alcance de la fe y la esperanza.
18 de febrero del 2023.




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