DEL YO, A LOS OTROS.
- Emilio Lara
- 15 may 2023
- 3 Min. de lectura

La voluntad de curación individual, pasa por darse cuenta de las parcelas de observación de nosotros mismos, y del juicio y valoración que nos merecemos.
La constante necesidad de tener unas metas establecidas acerca de lo que buscamos, y el desarrollo de la confianza en nuestro poder personal para concretarlas y alcanzarlas en unos plazos concretos, que nos vayan alentando a llevar una vida cargada de gracia, realizada, dichosa, con sentido.
El olvido de las raíces comunitarias, de los vínculos afectivos cotidianos con los que viven en el mismo territorio que nosotros, el encuentro, la conversación, la celebración, los cuidados recíprocos, el disfrute del bien común, está entretenido por un sin fin de imágenes de noticias, de temores, de actuaciones paliativas y supresivas, de casi no vernos, propiciado por la fantasía de la IMPOSIBLE posibilidad de salir adelante contando solamente CONMIGO MISMO, en la jungla selva del amontonamiento humano carente de unidad.
NUESTROS RECURSOS DE UNIDAD SON MUCHOS MÁS DE LOS QUE PONEMOS EN PIE EN NUESTRA CONCIENCIA.
La medicina homeopática en su vocación de la individualización morbosa y medicamentosa, viene a ayudarnos a establecer proyectos de recuperación de lo que siempre fue una comunidad, que en todo momento se beneficia de la calidad de sus miembros.
Curarse es mejorar activamente nuestras vidas en unión con los demás, proyectados en actividades y tareas comunes que nos sirvan a todos para mejorar nuestro nivel de realización, nuestra libertad creativa, nuestra madurez amorosa, nuestra solidaridad, lealtad y acción conjunta de todos con todos, poniendo lo nuestro al servicio de LOS DEMÁS, en un permanente intercambio de dar y recibir, que es lo que propicia la auténtica salvación y riqueza social.
Despertar del individualismo, el temor, la crítica, la propaganda permanente del sufrimiento personal, la rememoración de los hechos más que valorados como desagradables del pasado, se hace totalmente necesaria, para dedicarnos a la gratitud, y el reconocimiento de la abundancia de nuestras vidas a cada instante, representado por un corazón latiente y unos pulmones respirantes.
Maravillarnos por vocación entre CIENTOS de estímulos, de la más mínima hoja de los árboles, de la brisa que acaricia nuestro rostro, de la mirada inocente y cálida de los niños, de la sabiduría y conocimiento de los mayores, del sonido de las olas del océano, de la agilidad de los gatos trepando a los tejados, de las manadas de pelícanos, de los barcos flotando con rumbo conocido, de la música que enciende nuestras almas, de las manos que se estrechan, de los pechos que se abrazan, de los templos que perduran, del parpadeo de nuestros ojos, de la fineza del movimiento de nuestros dedos, y de un constante e infinito movimiento del cosmos flotando en un espacio inabarcable donde lo más grande y lo más pequeño, se reflejan en el espejo de nuestra consciencia trascendente desde un segundo hacia la eternidad.
La medicina digna de ese nombre está para hacernos recordar que tenemos a nuestra alcance TODO lo necesario para atrevernos a vivir YA, empezando por nuestra imaginación ensoñadora en un más que humilde paraíso, donde lo único que nos hace falta es BENDECIR todo lo viviente, empezando por nosotros mismos.
Si aceptamos el desafío de ser cada vez más dichosos universales, contradiciendo la moda de la víctima especialista de la amargura trincona narcisista, poniendo nuestra imaginación cargada de representaciones útiles, bellas, luminosas, con vocación de ser compartidas, lo único que nos puede ocurrir es que desde antes de nacer hasta después de nuestra buena muerte, nos acompañemos de una libertad, externa e interna que no hace falta esperarla más, porque YA la tenemos a nuestro cercano alcance.
LO QUE VIENE DESPUÉS, ES EL ESTUDIO DE CÓMO HACERNOS CADA VEZ MÁS FUERTES Y CONSCIENTES DE NUESTRAS METAS, Y LA FORMA DE ACTUALIZARLAS, Y LOS DISTINTOS NIVELES DE CONCIENCIA, DESDE EL EGOÍSMO MÁS QUE INMADURO, HASTA EL ALMA UNIVERSAL QUE BIOLÓGICAMENTE SE PRODUCE CON CADA ETAPA DE DESARROLLO DE NUESTRAS VIDAS.
MADURAR ES UNA CONSTANTE HASTA AL MENOS LOS 120 AÑOS, Y AQUÍ ESTAMOS PARA ESTUDIARLO.
Dr. Angel Lara. en una mañana de domingo del mes de mayo, acompañado de la bendita inspiración de una medicina HOMEOPÁTICA artística, poética, y como no, científica. 14/05/2023.
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