Cuéntame lo que te pasa, hermano, primo, amigo, camarada, colega, socio.
- Emilio Lara
- 16 abr 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 abr 2023

El desconocimiento de sí mismo.
Si no sé lo que me pasa, no puedo describirlo.
La explicación de mi forma de estar y de vivir, es cada vez menos fidedigna.
El ser humano actual, está inmerso en la realidad virtual, la prisa, el entretenimiento, el temor indefinido y dirigido, la ausencia de compañía y de comunicación.
De esta forma, la narración que hace de sí mismo en ese aislamiento intelectual, emocional, social, sin raíces ni referencias, es una pura queja, cargada de llanto más o menos explícito, pesimismo, reproches abruptos, confundidos, y en general, superficial.
Los matices de los síntomas son muy poco definidos, tanto por la intoxicación química, como por la falta de autoobservación, y por el ausente interés que cada uno representa para los otros.
No tenemos una continuidad, ni una referencia nítida de quiénes somos, dónde estamos, a dónde nos dirigimos, qué necesitamos, qué queremos, cuáles son nuestras metas, cuál es nuestra cotidianidad.
Es un estado de atrapamiento en una realidad no escogida, no decidida, no conocida, no programada, donde la deriva de la nave de nuestra existencia es permanente, y donde los sueños y la realidad se confunden.
No se sabe distinguir con nitidez la verdad de la mentira, lo útil de lo inútil, lo verdadero de lo falso, lo inventado de lo real, lo amoroso de lo interesado, lo creativo de lo copiado, la emoción del pensamiento, y así hasta el infinito.
En estas circunstancias, la toma del caso se convierte en una tarea de meticulosidad extrema, donde tanto el médico como el paciente tienen que poner lo mejor de sí para poder destapar y vislumbrar qué es lo que es digno de curar.
Curar es ir a la esencia del daño principal que acontece en el alma del ser.
Paliar es remover síntomas, sin claridad del rumbo que tomamos, y de con qué confusiones esenciales y complejos estamos actuando.
El intento de la mejoría significativa del género de vida de la persona, se puede quedar en un servirse de la medicina homeopática para ir tirando, sin conciencia alguna de que solo en el desarrollo de la armonía y de la creación amorosa con los otros, es como se puede realmente rozar salud.
Las manifestaciones orgánicas tienen su correlato emocional en el intelecto y voluntad de la persona.
Querer a los demás es una decisión, no una motivación sacada de la nada y sin esfuerzo.
La incapacidad de vivir en el uno de conjunto con los otros, es la piedra angular de lo imprescindible a curar en todos los seres humanos miembros de una comunidad, antes llamada tribu.
ASÍ, CON UNA VOCACIÓN PLURAL DE QUERER RESOLVER, NO SOLO LA EXISTENCIA INDIVIDUAL, SINO LA RESPONSABILIDAD DE LO COLECTIVO, ES COMO SE PUEDE DIRIGIR EL TRATAMIENTO HACIA UN FIN NECESARIO Y ESTIMULANTE DEL ESFUERZO PUESTO A DISPOSICIÓN DEL BIEN COMÚN.
Para curar fue para lo que el Dr. HANENMANN INVENTÓ Y DESARROLLÓ LA MEDICINA HOMEOPÁTICA, Y ESTO NO ES OTRA COSA QUE VIVIR EN PAZ Y ARMONÍA TODOS CON TODOS.
La sospecha de no estar sano, salta ante la percepción más básica de cualquier conflicto con uno mismo, por falta de visión de la búsqueda común del bienestar y la madurez general, de saber cuidar y mejorar nuestra casa común, la tierra.
PODEMOS HABLAR DE CURACIÓN, CUANDO EL SER HUMANO SE VA DESARROLLANDO Y PRODUCIENDO PARA SÍ MISMO Y PARA LOS DEMÁS, LO MEJOR Y MÁS CAPAZ DE SU CREACIÓN Y SU UNIÓN PRÁCTICA EN EL HACER DE SUS TAREAS CON LOS OTROS.
No se barre la puerta de mi casa y se limpia, solo para mi contemplación. Es para producir un orden y limpieza al servicio de la vista, el olfato, el sonido y el tacto de todos.
ASÍ, CON ESTA IDEA, PODEMOS ACUDIR A LA CONSULTA PARA PRODUCIR UNA PUESTA A PUNTO QUE SE DIRIJA HACIA LA DICHA Y LA CELEBRACIÓN SERENA Y COTIDIANA DE NUESTRAS VIDAS, EN LA SATISFACCIÓN DE LO SENCILLO SOLIDARIO CON NUESTRO COMÚN UNIVERSO.
Dr. Angel Lara, domingo por la mañana del día de la resurrección que se produjo porque creía en ella.
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